Este chico con el que tropecé en pof y al que voy a llamar Pastelero dio lugar a que yo me diera cuenta de que tenemos algunas reglas asumidas sin antes haber pensado si son las adecuadas para nosotros mismos. Por que yo no podía hacer un trío? mujer libre, con la cabeza amueblada y que tantas veces había fantaseado con eso. Estaba claro que si podía y que si debía, pero no de cualquier manera.
Por eso empece a delimitar que actuaciones debía considerar para no ponerme en riesgo de ninguna clase. Conservar mi reputación y no ponerme en peligro física ni mentalmente.
Una idea me llevaba a otra. Una vez que mi cabeza aceptó la idea del trío, fui aceptando mas variantes y nuevas situaciones hasta llegar a darme cuenta que haciéndolo bien, si quería hacerlas todas.
No hice trío con Pastelero, pero si acepte "MI MASAJE PASTELERO"
Desde mi separación ya habían pasado seis meses aprox. y solo había follado en una ocasión con un chico que jamas hubiera imaginado que yo le atrajese por que simplemente era/es el tío mas cotizado del barrio entre las féminas, él es "el Vikingo" pero este no es el momento para hablar de él.
El Pastelero es el típico rompe bragas, atractivo, conquistador, el alma de la fiesta (tal vez un poco payaso), el típico que se ha follado a mil y una chicas.
Yo sentía que en esa materia el me daba mil vueltas, y el estaba en clara ventaja. Así que cuando hablábamos en Pof para mi era un continuo reto no convertirme en una mas de su larga lista.
Con mucha gracia un día propuso una apuesta, que en realidad solo era una excusa para llevarme a su cama. los términos de la apuesta eran los siguientes:
- Si yo perdía: debería presentarme en su casa con un abrigo y bajo el solo lencería.
Le picaría a su puerta, accedería y tras que se cerrase la puerta debía arrodillarme y proceder a comerle la polla, sin mas.
-Si yo ganaba y ya que el alardeaba de dar buenos masajes, el tendría que darme uno. Yo estaría sin ropa. Pero había una condición, bajo ningún concepto el podría lamer o introducir nada en mis partes intimas.
Cualquiera de los dos resultados me parecían atractivos, pero prefería ganar yo esa apuesta. Y sucedió que la gane.
Así que acordamos una día, una hora y cuando llego el momento de la verdad, yo estaba frente su puerta con el corazón que se me salia por la boca. Tan nerviosa que me temblaba hasta el pelo y no dejaba de pensar en por que cojones me había metido en un embolado así. Todavía estaba a tiempo de darme media vuelta y olvidar aquella estúpida apuesta. Pero en un arrebato de valentía toque el timbre y al darme cuenta de lo que había hecho cogí aire, mucho aire, todo el que pude...
Solo necesitaba una cosa, parecer segura de mi, de mis actos y no dejar que me intimidara. Como cuando haces negocios con un desconocido.
Así que le dije "el masaje, imagino que me lo darás en la cama", me contesto que si pero me propuso tomar algo antes.
Cosa que no acepte "vengo a por mi masaje"
Me indico su dormitorio y me ofreció una toalla que tampoco acepté. Espere a que el tuviera
su mirada fija en mi para desvestirme lentamente sin pudor ni tratando d esconder nada, mas bien todo lo contrario. Me tumbe boca abajo en la cama y al notar que el se acomodaba con sus piernas una a cada lado d mi cuerpo por debajo d mi trasero le miré y le pregunte que si no pensaba quitarse la ropa. Con esto pretendía retarlo aun mas.
El rió y acto seguido se quito toda su ropa para volverse a colocar en posición.
Note su polla y note el aceite sobre mi espalda, seguidamente sus manos. Empezó a impregnarme desde mis hombros hacia abajo hasta la altura del culo y en ese momento yo pensé que empezaría el masaje de verdad.
Escuchaba su respiración y sus resoplo y note que el había dejado de usar sus manos para masajearme. Ahora era su pene el que acariciaba mi trasero. En palabras claras: se estaba restregando la polla por mi culo cuando me sorprendió el calor de su leche derramada sobre mi.
"No puede ser", en serio se había corrido? No podía creerme que hubiera ocurrido tan pronto. Era tremendamente DECEPCIONANTE que todo aquel escenario tan morboso que habíamos creado se esfumara tan rápido, sin apenas haberlo saboreado.
Toda la ilusión que yo había puesto en esa cita, todas las expectativas que yo tenia, todo se esfumó. Me quedé con la boca abierta y la cara de idiota sin saber que podía decirle por que simplemente lo hubiera matado.
Tantos días calentándonos para que luego solo fuera un suspiro.
Resulto ser la clase de cita que nunca mas quise tener.
Pastelero, no me estarás leyendo pero si se diera el caso que alguna vez lo hicieses. Te luciste, menudo pastelazo de cita y menudo masaje pasteloso!!!
Imagino que esperabais más de este post, así como yo también espera más de esa cita pero me he comprometido a decir la verdad, y la verdad es que aveces las cosas no salen como uno espera. Pero se aprende.
Crearse expectativas no es muy buena idea.
Pese a todo, mi relación con el pastelero no acabo aquí, siguió enseñándome mas cosas.
Srta.A
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